Auden y el arte de seducir
Cada vez me cuesta más comprar libros. Libros y todo, pero sobre todo libros. Tengo más libros que tiempo y lo que quiero es leerlos, no buscarles compañeros. Por eso al coger hoy El arte de leer de W.H. Auden estuve casi segura de que no lo compraría. Leí la contraportada, que me pareció tremendamente interesante, sobre todo por el humor y la actitud iconoclasta que auguraba, pero aun así seguí resistiéndome, manoseando el ejemplar mientras seguía a medias la conversación de dos mujeres que hablaban sobre la versión oficial sobre la muerte de Lorca difundida hoy por una emisora de radio. Me estaba yendo ya de Auden, quería dejarlo y seguir curioseando hasta llegar a la puerta para huir con la cartera intacta, cuando el azar me llevó a una página donde cuatro líneas me hicieron reír, a mí que río poco, y me amarraron al libro que ahora descansa a mi zurda sobre el escritorio:
La mitad de la literatura que se ha producido en Occidente a lo largo de los últimos cuatrocientos años, lo mismo culta que popular, ha tenido su origen en la falsa asunción de que una experiencia excepcional ha de ser, por fuerza, también universal. Así, muchos millones de personas han estado absolutamente convencidas de haberse “enamorado” cuando su experiencia hubiera podido describirse con más tino echando mano de esa palabra brutal que empieza con f y termina en ollar.